Alegría,
hermosa centella divina
Hija
del Elíseo,
Ebrios
de fuego penetramos nosotros,
Oh,
celeste diosa, en tu sagrario.
Tus
hechizos vuelven a unir
Lo
que la moda con rigor había separado.
Todos
los hombres se vuelven hermanos,
Allí
donde tu ala dulce se posa.
Quien
haya tenido la fortuna
De
ser amigo de un amigo;
Quien
haya conquistado una mujer amable
Mezcle
al nuestro su júbilo. ¡Si!
¿Quién
puede llamar suya un alma
tan
solo sobre la redondez de la tierra?
Pues
el que no, que se aleje
Llorando
de esta humanidad.
Todas
las criaturas beben la alegría
Del
seno de la naturaleza;
Todos
los buenos, todos los malos,
Siguen
su senda del huerto de rosas.
Ella
nos dio besos y linajes,
Y
un amigo fiel hasta la muerte.
Al
gusano se le dio la voluptuosidad
Y
el querubín se yergue delante de Dios.
Gozosos
como vuelan sus soles
A
través de los espléndidos cielos,
Corred,
hermanos, en vuestro camino,
Alegres
como el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos,
millones de criaturas!
¡Ese
beso, para el mundo entero!
Hermanos,
sobre la bóveda de estrellas
Tiene
que habitar un padre amante.
¿Os
prosternáis, millones de criaturas?
¿Presientes
tu, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo
más arriba de la bóveda de las estrella
¡Sobre
las estrellas tiene Él que habitar!
ODA A LA ALEGRÍA
Friedrich von Schiller
10.11.1759-9.5.1805
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estrellacardonagamio.com,
16 de septiembre 2005
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