Hoy
en día los antiguos dioses han sido substituidos por
los modernos, hay muchos y tienen diversos nombres, todos
muy conocidos, nombres que van al grano, prácticos,
que carecen de la poesía y el misterio que caracterizó
a los antiguos, claro que son otros tiempos, por supuesto,
y si no, fijaos en el detalle de que cuando se avista una
nueva estrella, o algún planeta despistado en cualquier
sistema solar descubierto para asombro de propios y extraños,
porque existen otros sistemas solares aparte del nuestro ¿eh?,
pues se los bautiza con unas cuantas letras y varios números
como si se tratara de un recluso, nada de buscar en mitologías,
que eso está pasado de moda.
La lista de los nombres en
nuestro moderno Olimpo es muy extensa pero nos vamos a centrar
sólo en uno por el momento, el que estos días,
o estas horas, se halla en el primer plano del top ten barcelonés.
El dios en cuestión se llama Velocidad, ¿a que
ya empezáis a comprender de qué va la cosa?
El dios Velocidad es alguien
a quien hay que tener muy en cuenta y al que yo no vacilaría
en llamar "el Jefazo" porque está metido
por todas partes, sus acólitos son el reloj y la impaciencia
y bien que cumplen con su trabajo de una manera impecable
ya que nunca descansan porque hay que pensar que el día
en que el reloj se pare o la impaciencia reviente... ¿Qué
será del mundo, de la vida tal y como ahora la conocemos?;
supongo que a su lado la extinción de los dinosaurios
quedará reducida una simple anécdota de Café.
Pero ya hablando en serio,
¿os habéis dado cuenta de lo terrible que sería
no poder llegar antes de haber salido?, me estoy refiriendo
al AVE, naturalmente, máximo representante del dios
Velocidad en estos días. No sé cuanto se tarda
de Barcelona a París en AVE, ni sé, en mi ignorancia
de persona que no viaja más que con el pensamiento
y a veces un poco a pie o en ferrocarriles comarcales, si
aparte de usuarios llevará el AVE transporte de otra
clase que se pueda distribuir en mercados o tiendas, pero
si el caso se diera, ¿es tan importante una hora, o
dos, de adelanto, para llegar los primeros? En la antigüedad
no disponían de las modernas tecnologías y la
existencia continuó a pesar de esa omisión,
lo prueba el que aquí estemos.
A este paso el dios Velocidad
se va a comer nuestras vidas; el afán competitivo que
rige a la especie humana va a empujarnos a todos hasta el
punto de que lo único que queramos sea llegar siempre
los primeros, no importa a dónde ni el motivo ya que
lo que nos arrastrará es el participar ciegamente...
para no arribar a ningún sitio que valga la pena, porque
lo haremos tan agotados que no se podrá disfrutar de
aquello que creíamos se iba a obtener y el estrés
acabará del todo con nosotros.
Qué pronto se han olvidado
las épocas felices de los grandes viajeros, cuando
se iba a caballo o en tartana gozando del paisaje, de los
pueblos, conociendo otras gentes y otras culturas, entonces
se escribían libros de viajes memorables que han llegado
hasta nuestros días haciéndonos revivir tiempos
pasados de una manera agradable y la lentitud no era obstáculo
para el disfrute, la emoción o el interés; no
se parecían en nada a los viajes turísticos
actuales en los que en un día has visto tantas lugares
y gentes, que luego, al recordar ya no sabes ni quién
es quién ni si este monumento pertenece a una ciudad
o a otra, más o menos "si hoy es miércoles
esto es Bélgica".
Los dibujos completaban los
textos de aquellos viajeros o lo hacían las primeras
fotografías, por lo de que una imagen vale más
que mil palabras.
Afortunadamente, hoy en día
también se hacen fotos y es una buena manera de que
el recuerdo quede fijado para siempre, sí, para siempre,
así en el futuro podremos ver, o recrear la vista en
monumentos que ya no existan y no porque el transcurso de
los siglos los haya convertido en polvo, sino debido al paso
del dios Velocidad transformado en AVE.
Como adivinaréis me
estoy refiriendo concretamente a la Sagrada Familia y al tránsito
del AVE cerca de ella. Yo vivo en Sant Cugat del Vallès,
y aquí tenemos un Monasterio que hace poco cumplió
mil años, pues bien, en cinco décadas, el tráfico
de los coches junto a él lo ha deteriorado más
que los mil años transcurridos, tanto, que han tenido
que desviar la ruta de los vehículos.
El ejemplo es una pequeña
muestra en nada comparable a lo que pueda suceder cuando el
AVE pase como una exhalación por debajo de la maravillosa
obra de Gaudí, única en el mundo no hay que
olvidarlo, ¿llegaremos quizá al triste desenlace
que se deriva cuando el protagonista de la primera versión
cinematográfica de "El planeta de los simios"
descubre lo que no se esperaba?
Porque aquí entra otro
dios moderno en escena, y es un dios poderoso que cuenta con
muchos devotos: Espectacularidad; poco importa lo que se destroce
o desaparezca siempre que constituya un gran espectáculo,
la mayoría de las veces rentable.
© 2007 Estrella
Cardona Gamio
8.8.2007